Poesía Descongelada
En aquellas caracolas podiamos escucharnos a nosotros mismos ahogando,
náufragos de mil tabernas con mares de humo y pulmones llenos de peces.
De aquellas mentiras puedo llenar enciclopedias,
pero hoy quiero versos en los que no te reconozcas
de tanto que te quise...
porque por ti fuí metiendo cada letra en ataudes pequeñitos,
y noches, y días, y más noches
loqueando por cierta presencia que busqué con terrible miopía.
Aquellas caracolas seguirán siendo metáfora de garganta,
y yo seguiré desbordando imperativos en busca de agua;
exigencias que llevaban súplicas terribles en el centro de los ojos.
Y dejé de creer en las caracolas
el día que me vomitaron el mar por encima de los poemas;
así comenzé a guardar tus palabras en un "tupperware"
para verlas en el congelador y que no se me escapasen los silencios,
porque cierro la puerta y la luz promete quedar encendida,
y permanezco con la escuridad y con el miedo
buscando un cielo más allá de donde me llueves....
Y quien dice cielo dice techo
y quien dice techo dice memoria
y quien dice memoria dice que no diga nada más para que no te marches
para que no me dejes nunca.
Jueves
Grito cuando veo las cosas
Sé que no lo hago mal
Sé que no tiene sentido
No importa la fachada
Sólo me importa las palabras que pronuncias
Alquilando cuerpos y caras
Intentando que crezca en mí la pasión de Pasífae
Quién estuviera loca
Quién estuviera exenta de culpa en su enamoramiento
Quién pudiera gritar pariendo al Minotauro
Escribiré oxígenos en lágrimas
Y suspiros y abrazos
Para así poder ejercer como oxigenadora del enamorado
Oficio múltiple
Compenetrable con la existencia en el mundo
Con la recogida de arena
Y la observación de la arte y la gente en los cafés.
náufragos de mil tabernas con mares de humo y pulmones llenos de peces.
De aquellas mentiras puedo llenar enciclopedias,
pero hoy quiero versos en los que no te reconozcas
de tanto que te quise...
porque por ti fuí metiendo cada letra en ataudes pequeñitos,
con nombres pequeñitos,
con espinas inmensas
con espinas inmensas
y noches, y días, y más noches
loqueando por cierta presencia que busqué con terrible miopía.
Aquellas caracolas seguirán siendo metáfora de garganta,
y yo seguiré desbordando imperativos en busca de agua;
exigencias que llevaban súplicas terribles en el centro de los ojos.
Y dejé de creer en las caracolas
el día que me vomitaron el mar por encima de los poemas;
así comenzé a guardar tus palabras en un "tupperware"
para verlas en el congelador y que no se me escapasen los silencios,
porque cierro la puerta y la luz promete quedar encendida,
y permanezco con la escuridad y con el miedo
buscando un cielo más allá de donde me llueves....
Y quien dice cielo dice techo
y quien dice techo dice memoria
y quien dice memoria dice que no diga nada más para que no te marches
para que no me dejes nunca.
Jueves
Grito cuando veo las cosas
Sé que no lo hago mal
Sé que no tiene sentido
No importa la fachada
Sólo me importa las palabras que pronuncias
Alquilando cuerpos y caras
Intentando que crezca en mí la pasión de Pasífae
Quién estuviera loca
Quién estuviera exenta de culpa en su enamoramiento
Quién pudiera gritar pariendo al Minotauro
Escribiré oxígenos en lágrimas
Y suspiros y abrazos
Para así poder ejercer como oxigenadora del enamorado
Oficio múltiple
Compenetrable con la existencia en el mundo
Con la recogida de arena
Y la observación de la arte y la gente en los cafés.
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